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abril 10, 2020

Medidas Complementarias del Banco Central de Honduras (BCH) ante el Covid-19

by CNI in Blog, Blog_articulo

Las medidas complementarias del Banco Central de Honduras (BCH) son oportunas al generar mayor liquidez a la banca nacional, pero precisa de medidas adicionales para facilitar el acceso al crédito. Exige de parte de los intermediarios financieros crear  canales adecuados y expeditos para agilizar el crédito, ya sea a empresas o los hogares. Precisa la creación de productos financieros oportunos y de bajo costo. Igualmente, la flexibilización temporal al marco regulatorio por parte de la Comisión Nacional de Bancos y Seguros (CNBS) para contribuir a uso de la recién generada liquidez sin afectar la calificación de instituciones financieras y por ende la estabilidad del sistema financiero.  Bajo estos lineamientos, el Sistema Bancario Comercial (SBC) merece una rápida mirada para medir su efectividad en estos momentos de crisis.

Las acciones de política monetaria para suavizar los efectos del COVID-19 deben mover a la CNBS y la Autoridad Monetaria a analizar cuáles normativas previenen a los bancos de otorgar facilidades crediticias, ya que no importará cuanto recurso se libera y se pone a disposición de los bancos si las mismas malas prácticas prevalecen ante un escenario diferente.  La aversión al riesgo caracteriza a la mayoría de los inversionistas y,  con mayor intensidad a los intermediarios financieros en Honduras. El exceso de recursos drenados a través de la reducción de los requerimientos de inversiones obligatorias a 0% y la suspensión de las subastas diarias de letras del BCH y bonos en subastas estructurales coloca L 11,500 millones a disposición de los bancos. Sin embargo, las limitaciones normativas y la desintermediación financiera observada en los últimos años pueden evitar que estos recursos lleguen de manera oportuna a los demandantes del crédito en estos momentos.

En este contexto llama la atención el hecho que el nivel de inversiones voluntarias en títulos de deuda emitidos por el BCH ascendió a L 56,059 millones al 12 de marzo de 2020 y L 45,667.01 millones al 26 del mismo mes. Las inversiones obligatorias para cómputo de encaje ascendieron a L 26,326.2 millones a esa misma fecha, de las cuales L 13,571.8 millones corresponden a moneda nacional. O sea, se observa un exceso de recursos en inversiones voluntarias, lo que demuestra el exceso de recursos no destinados a intermediación financiera. A la vez reafirma la disponibilidad de recursos provenientes de la reducción de la exigencia de las inversiones obligatorias para cómputo de encaje.

Los bancos miden el riesgo y su impacto en los niveles de rentabilidad y solvencia. El riesgo puede ser crediticio, operacional y de mercado. Los más inminentes a enfrentar en estos momentos son el crediticio y de mercado, por lo que habría que plantearse la siguiente pregunta:

¿Hasta dónde estarán dispuestos los bancos hondureños a exponerse al riesgo por incumplimiento crediticio y riesgos de mercado, y sacrificar un poco de rentabilidad en este momento de crisis en que el flujo circular de la economía se ha paralizado?  

Los indicadores de solvencia, como el Índice de Adecuación de Capital (IAC) del 10%, constituyen  medidas preventivas a la insolvencia por la exposición a riesgo crediticio principalmente, pero a su vez se deteriora al disminuir las utilidades y al enfrentar incumplimiento crediticio. En la actualidad este indicador alcanza el 13.58% o sea 3.58 puntos porcentuales arriba del exigido por la CNBS o sea un exceso de cobertura en términos de solvencia. Los rangos de morosidad por tiempo y las reservas exigidas impiden a la banca dar facilidades crediticias a potenciales deudores sin suficientes requisitos que garanticen el cumplimiento de pago o compensen la pérdida, pero creando adecuados productos financieros y garantías adecuadas se podría superar esta restricción. Se debería crear un fondo de garantía especial para estos deudores por parte del gobierno. A la par se deben dar a conocer los nuevos productos financieros, fondos de garantía, y otros mecanismos, para que los potenciales deudores, utilicen rápidamente la nueva liquidez en beneficio propio y de la economía nacional.

El Sistema Bancario Comercial hondureño ha disfrutado de una bonanza en las últimas décadas gozando de altos niveles de rentabilidad, liquidez y solvencia con el acompañamiento del ente supervisor del sistema financiero. La rentabilidad (ROE) ascendió a 11.54% al mes de enero de 2020 según la CNBS. El margen de intermediación financiera ex post ha sido de 9% aproximadamente en los últimos 10 años, siendo de los más altos de Centroamérica.  Sin embargo, el exceso de regulación y la tendencia de este sector a dirigir recursos al consumo, comercio, servicios y propiedad raíz principalmente, ha creado la exclusión financiera en términos del financiamiento a la pequeña empresa y sectores productivos muy importantes para la seguridad alimentaria y generación de empleo. Es tiempo que la banca comercial considere sacrificar un porcentaje de rentabilidad en apoyo a los sectores necesitados de facilidades crediticias.

Según datos del Banco Central de Honduras con cifras al 26 de marzo de 2020 el crédito al sector privado ascendió a L 350,510.5 millones.  De este valor, a los hogares se otorgó L 155,481.5 millones, de los cuales el 93.3% (L 145,192.8 millones) corresponde a moneda nacional. Por otra parte, el crédito a las empresas fue de     L 195,029 millones correspondiendo a moneda nacional el 28.7% (L 100,431.7 millones) y el restante 27% a moneda extranjera o sea L 94,597.3 millones en relación al gran total otorgado al sector privado.

Es claro que hay una dolarización del crédito a las empresas al observar que el 51.5% corresponde a moneda extranjera, en cambio el crédito a las familias es de 93.3% en moneda nacional. No se esperaría priorización del crédito en dólares en estos momentos en que se esperan fuertes presiones cambiarias por la caída de divisas por concepto de remesas, maquila y turismo. Gran proporción del crédito a los hogares es de consumo con altas tasa de interés y de mayor riesgo. Si el alivio viene por aquí en el otorgamiento de crédito, debería ser a tasas activas muchos más bajas que las actuales que rondan en 45.3% según el reporte de la CNBS al mes de febrero de 2020. La tasa activa promedio ponderada de las operaciones nuevas fue de 13.95% al mes de febrero de 2020 según el BCH. Si sigue otorgando crédito al consumo se generará una espiral en el apalancamiento por parte de los hogares que sacudirá la rentabilidad de la banca y la expondrá a mayores riesgos ya que afecta a los cinco bancos más grandes del sistema bancario comercial hondureño.

Por otra parte, de acuerdo a la última información publicada por la Comisión Nacional de Bancos y Seguros (CNBS) con cifras al mes de enero de 2020 los préstamos nuevos por destino a los sectores productivos como son: industria, y agricultura, y ganadería que representan el 5.5%, 0.8% y 10.1%, respectivamente, del total de la cartera crediticia de todo el sistema bancario comercial a la fecha indicada. No obstante, los préstamos a los sectores consumo, servicios, comercio y propiedad raíz representaron el 72.3%. Esta desproporcionalidad del otorgamiento de crédito,  producto de las fuertes regulaciones del ente supervisor del sistema financiero, no puede continuar así si se desea enfrentar las nuevas condiciones económicas mundiales.

Ante esta diversidad de factores que impiden al sistema bancario comercial ser ágil, oportuno, acertado y más incluyente en el otorgamiento de crédito en estos momentos de crisis se sugieren las siguientes medidas complementarias:

  1. Una revisión del marco regulatorio en forma conjunta entre la autoridad monetaria, ya que alguna normativa vigente podría crear barreras en las facilidades crediticias que tanto urgen en estos momentos.
  2. La creación de mecanismos no tradicionales de trámite de crédito como la banca en línea.
  3. Campañas de comunicación efectivas (con monitoreo y evaluación) sobre los nuevos productos financieros creados, que lleguen a los diferentes grupos de potenciales solicitantes de crédito.
  4. La creación de productos financieros innovadores que estén disponibles no solo a las grandes empresas, sino a los sectores más afectados por la crisis.
  5. Crear un fideicomiso con los fondos provenientes de las medidas aplicadas por el BCH por los L 11,500.00 millones y que esos fondos sean dirigidos a las MIPYMES, sector industrial y agrícola, apícola, avícola y nuevos emprendedores.
  6. Crear un fondo de garantía de reserva exigida aplicable a las categorías según la clasificación de crédito según plazos de morosidad a las empresas de los sectores MIPYMES, sector industria y agrícola, apícola, avícola y nuevos emprendedores.
  7. Triangulación de productos financieros con el Fondo de Garantía Recíproca “Confianza” el cual debe ser capitalizado por el Gobierno por un monto de L 1,000.0 millones.
  8. Se propone una Reforma Crediticia Integral ante el nuevo escenario por venir tendiente a revisar todo el marco normativo aplicable al sistema financiero nacional y el marco constitutivo de la Comisión Nacional de Bancos y Seguros.

CONSEJO NACIONAL DE INVERSIONES (CNI)